División Miel

El Codex Alimentarius (Organización Mundial de la Salud, programa F.A.O.) define a la miel como “la sustancia dulce natural producida por abejas obreras a partir del néctar de las flores o de secreciones de partes vivas de plantas o de excreciones de insectos succionadores de plantas que quedan sobre partes vivas de plantas, que las abejas recogen, transforman y combinan con sustancias específicas propias, y almacenan y dejan en el panal para que madure y añeje.”

También indica que el contenido aparente de azúcar reductor, calculado como azúcar invertido, debe ser como mínimo de 65% en miel de flores o néctar y de 60% en miel de mielada. En cuanto al contenido de humedad no debe superar el 21% salvo en las monofloras de brezo o trébol donde se acepta hasta 23%. Hay otros parámetros (contenido aparente de sacarosa, contenido de sólidos insolubles en agua, contenidos de sustancias minerales, acidez, actividad de la diastasa, contenido de hidroximetilfurfural) cuyos valores generalmente son fijados por las demandas de la industria más que por las normas escritas.

En cuanto a su origen, la mayoría de la miel argentina es poliflora y proviene de una variedad de flores silvestres (cardo, lotus, melilotus, trébol, etc.) o cultivadas (girasol, jazmín, naranjo, limonero, etc.).

Para ser comercializada se clasifica por su color, siendo éste medido en milímetros por un instrumento denominado Comparador Colorímetro de Pfund. De acuerdo a ello se establecieron los siguientes patrones de denominación:

• 1 a 8 mm: Blanco agua
• 8,5 a 16,5 mm: Extra blanco
• 17 a 34 mm: Blanco
• 34,5 a 50 mm: Ambar extra claro
• 50,5 a 85 mm: Ambar claro
• 85,5 a 114 mm: Ambar
• Mas de 114 mm: Oscuro

Nuestro país juega un papel protagónico en el mercado mundial de este producto, tanto por la cantidad (ocupó en diversos años el primer puesto en exportaciones globales), como por la calidad.

Las propiedades organolépticas de nuestras mieles resultan muy atractivas para los compradores de los principales mercados del mundo.